viernes, 18 de febrero de 2011

Algunas disquisiciones sobre los medios...

¿Promueven los medios de comunicación identidades?  ¿Quiénes somos según lo que nos enseñan los discursos, anuncios y programas de radio, televisión y afines? Quiénes queremos y necesitamos ser según nuestras propias necesidades  o sueños? Cómo definir nuestra identidad: frente a ellos o con ellos? Qué construiremos en este nuevo modelo una identidad atomizada, expandida, engavetada, envitrinada,  liberada o libertada?
La realidad es que los medios de comunicación de masas durante la cuarta república, (esa que aún se resiste a morir) estuvieron a la orden y  se utilizaron bien para sublimar o escandalizar a los individuos.  El proceso comunicativo y toda su teoría se volvió mercancía utilitaria para llamar la atención de la audiencia y se volvió instrumento NO ciego de destrucción de los valores y fortalezas de los pueblos y en consecuencia de las instancias o instituciones en las cuales descansaba el deber de educar, informar, entretener, libertar.
El mounstro mass mediático pasó a ser una de esas instancias (sino la más) dedicada de manera solapada, en muchos casos; otras de manera directa y evidente que generaron en las personas conflictos de valores  y sustentos ideológicos, a través del uso saturado del cliché o lugar común, de la vulgaridad, el irrespeto, la exacerbación de la sexualidad, la globalización como sistema único. Lo importante, según ellos, es lo superfluo, lo fútil,  y de esta manera se hizo cotidiano que nuestras fiestas patronímicas se transformaran en Ferias y Concursos de belleza, que en nuestras escuelas se entonaran otros himnos y cantos y no los nuestros, que nuestros niños y niñas en el acto cultural, si lo había, bailara como la cantante colombiana Shakira, en vez de mostrarnos un golpe tocuyano zarandeao.
 Ya Umberto Eco citado por Antonio Pascuali (1998):” en  señalaba esta iniquidad de los medios de comunicación cuando dijo en su libro Semiología cotidiana, 1967 citado No hace mucho, para adueñarse del poder político en un país, era suficiente controlar el ejército y la policía. Hoy, un país pertenece a quien controla sus medios de comunicación”. (pag.21) Esa democracia burguesa cuartarepublicana que encontró en los medios de comunicación una forma de dominación haciendo creer a los lectores o usuarios que ellos eran los dueños de la verdad, insuflaba su veneno mediático a través de estas herramientas comunicacionales  para dopar al pueblo, a través de estas empresas mediáticas se apoderaron de las instituciones, las moldearon, las imaginaron y las hacían florecer solo para su propio beneficio. Este planteamiento lo corrobora Ernesto Carmona (2008) cuando plantea que:

 Los poderes que someten a nuestros pueblos tienen  un importante aliado en todos los grandes medios de comunicación -escritos y audiovisuales- y, en general en la llamada industria del “entretenimiento”  Este super poder ideológico abarca todo el periodismo contemporáneo: los diarios, la radio, la televisión, los contenidos de la televisión por cable, el cine, la lectura, el mundo editorial…todo lo que esos mismos medios denominan “la cultura” de nuestro mundo. Dicho claramente, este factor mediático informativo forma parte de los poderes que, de hecho y no por derecho, nos someten como pueblos.” (P.43)

Nuestras instituciones degeneraron en ser instancias donde efervecía la imagen del hombre Moderno a la manera de Rubén Darío, pero un hombre y una sociedad modernizada en unas relaciones que cada vez le dejaban en un vacío ideológico, de identidad, de territorialidad, de patriotismo, de idiosincrasia, inclusive de enfermedades autóctonas, hasta allí llegó la globalización y hasta allí los medios de comunicación realizaron su labor devastadora, a través de las grandes transnacionales de la salud. Todo fue un pretexto en la sociedad para seguir fracturando su ya débil cascaron, al generar en nosotros un aislamiento que apostaba a la no universalización del derecho a disentir y a sentir como somos y lo que somos.
En esta pérdida de la focalización social, Norte América, Europa y el resto de los países capitalistas del mundo no han hecho sino trabajar en función de reforzar sus imperios comunicacionales, logrando así acrecentar  cada vez más los desequilibrios sociales.
Hemos vivido en una alienación tal que nuestra vida como sociedades es una completa contradicción del propio desarrollo, hemos olvidado pues, y estamos sumergidos en obnubilaciones,  la oportunidad que nos brinda la dialéctica del debate real, concreto; el sistema de relaciones funcionalistas que nos atañen se han caracterizado  (desde donde los medios se inmiscuyen) en la liquidación, explotación, deformación de la vida colectiva, de la producción creativa del hombre y la  mujer. Porque nuestra identidad no puede seguir siendo solo un desafío para ser exterminado sino transformarse en un desafío para la consolidación de nuevas (otras) instancias de visión del mundo, no se trata de que los indígenas sigan siendo el hombre en guayuco, sino que ese guayuco representa la posibilidad de correr lejos tras los perros para que al ladrar se sepa por qué lo hacen. Queremos nuestras identidades, las de los excluidos y marginados del mundo. Esos a los que las instituciones racionalmente funcionalistas han apartado, sobre todo los medios de comunicación funcionalistas. El Estado capitalista funcionalista que fue la cuarta república siempre amparó su propia sobrevivencia, creando las instituciones necesarias para ellos poder reconfigurar de forma globalizada  las subjetividades de los pueblos. Necesitamos instituciones y un mundo donde las relaciones se conjuguen para la rebeldía y las emancipaciones y éstas no pueden surgir más que de las luchas sociales y políticas de las clases.




Bibliografía consultada
 Carmona E. (2008) Los amos de la prensa (en América Latina) en  Encuentro Latinoamericano vs Terrorismo Mediático. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información
 Buen Abad F  (2006)  Filosofía de la comunicación
Ministerio de información y comunicación
_____________(2004 ) imagen, filosofía y creación. Universidad abierta. Instituto de investigaciones sobre la imagen.
Pasquali .A.  (1998) Bienvenido Global Village. Monte Avila Editores Latinoamericana.

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